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LECTURAS DEL VIERNES 17/07/2020

Foto del escritor: Andres DiazAndres Diaz

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (38,1-6.21-22.7-8): En aquellos días, Ezequías cayó enfermo de muerte, y vino a visitarlo el profeta Isaías, hijo de Amós, y le dijo: «Así dice el Señor: "Haz testamento, porque vas a morir sin remedio y no vivirás."» Entonces, Ezequías volvió la cara a la pared y oró al Señor: «Señor, acuérdate que he procedido de acuerdo contigo, con corazón sincero e íntegro, y que he hecho lo que te agrada.» Y Ezequías lloró con largo llanto. Y vino la palabra del Señor a Isaías: «Ve y dile a Ezequías: Así dice el Señor, Dios de David, tu padre: "He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas. Mira, añado a tus días otros quince años. Te libraré de las manos del rey de Asiria, a ti y a esta ciudad, y la protegeré."» Isaías dijo: «Que traigan un emplasto de higos y lo apliquen a la herida, para que se cure.» Ezequías dijo: «¿Cuál es la prueba de que subiré a la casa del Señor?» Isaías respondió: «Ésta es la señal del Señor, de que cumplirá el Señor la palabra dada: "En el reloj de sol de Acaz haré que la sombra suba los diez grados que ha bajado."» Y retrocedió el sol en el reloj los diez grados que había avanzado. Palabra de Dios

Salmo

Is 38 R/. Señor, detuviste mi alma ante la tumba vacía Yo pensé: «En medio de mis días tengo que marchar hacia las puertas del abismo; me privan del resto de mis años.» R/. Yo pensé: «Ya no veré más al Señor en la tierra de los vivos, ya no miraré a los hombres entre los habitantes del mundo.» R/. «Levantan y enrollan mi vida como una tienda de pastores. Como un tejedor, devanaba yo mi vida, y me cortan la trama.» R/. Los que Dios protege viven, y entre ellos vivirá mi espíritu; me has curado, me has hecho revivir. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según

Un sábado de aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le dijeron: «Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado.» Les replicó: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la Ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.» Palabra del Señor


REFLEXIÓN


Queridos amigos y amigas:

En la primera lectura se nos presenta el relato de la grave enfermedad que golpeó al rey Ezequías y de su milagrosa curación por la intervención de Isaías. Este texto pone en relieve la actitud de confianza de Ezequías a Dios y al profeta, que viene reconocido como aquello que es: portavoz de Yahvé. Por otra parte, emerge el prestigio de Isaías y se exalta el poder que le fue dado a él por su fidelidad al encargo profético.

Ante el anuncio de la muerte eminente, Ezequías reacciona con una oración que, en el estilo de los salmos de súplica, hace un apelo a la misericordia de Dios. A Él el rey le presenta la propia vida, vivida con rectitud, rica de obras buenas. Por eso, según la mentalidad de la doctrina de la retribución temporal, ¿cómo es posible que esa vida sea tan breve? La oración del rey es escuchada y se demuestra su cumplimiento en lo que se comunica por medio del profeta: Ezequías sanará y Jerusalén será liberada. Este pasaje nos insiste en mantener nuestra confianza en el poder del Señor y saber perseverar en la oración sobre todo en los momentos de dificultad.

El evangelista Mateo nos narra en este pasaje de hoy una de las numerosas controversias entre Jesús y los fariseos respecto a la observancia del precepto sabático. La ley mosaica prescribía que el sábado no se realizará ningún trabajo, aunque fuera particularmente urgente como el trabajo del campo en el tiempo de la siembra y la cosecha.  Esta antigua institución del sábado como día de reposo dedicado a Dios, que «descansó el día séptimo de toda su tarea» (Gn 2,2), había cobrado una gran importancia durante el exilio en Babilonia y en el período sucesivo, hasta convertirse en una ley férrea en el judaísmo hasta el tiempo de Jesús.

La afirmación de Jesús: «el Hijo del hombre es señor del sábado» (v. 8) tiene un alcance impactante. Afirma en primer lugar que Él tiene una autoridad superior a Moisés, en base a una relación especial con Dios a quien se dedica el sábado. Él y solo Él pude establecer aquello que es lícito o no. En segundo lugar, esta afirmación nos revela el amor del Padre. Jesús reubica el ser humano al centro del verdadero culto, rendir honor a Dios no puede estar separado de la atención y cuidado del ser humano que Dios ha creado y que ama. Por ello, no se puede absolutizar la observancia de las leyes y normas. El medio para hacer la voluntad de Dios no puede convertirse en el fin, para sentirnos auto-justificados y con la conciencia tranquila. El Dios de la misericordia lo que reclama es la práctica de la misericordia y no los sacrificios.

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